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Las historias en escena
Tres trizas trenzadas
Nzola, la esquirla de Job
Nzola: Soy Nzola. Conozco muy bien la selva, pero eso no me quita el miedo. Sé que en tiempos de guerra no hay lugar suficientemente seguro donde esconderse. Y ese no es el mayor problema, ni el hambre y las enfermedades que, como siempre, acabarán con los más débiles y con los ya cansados de huir, [el verdadero problema es] permanecer vivos con esa carga enorme casi insostenible de temor y desesperanza
Job Hembra
Mónica: Nadie pregunta si acaso dormí bien… claro ellos no saben que después de estar trabajando como burra desde que empieza a clarear, una tiene pesadillas. Despierto, y vuelvo a lo mismo, y lo mismo cansa. Un suelo de tierra mal barrido, una cocina grasienta. Siempre hay algo que falta... sino falta arroz, o agua, ellos te recuerdan que algo falta, “Puta, esta huevada está sin sal”, “Podriai haber barrío”… nada es suficiente. No pio grandes cosas, pio un “gracias”... pio que por una vez te digan “vieja te queeó rico el causeo”... pio que alguien me ayué a cargar a mi cabro cuando a media noche quiere ir a mear...
Job contra Hamletmachine
Job: ¡Desaparezca el día que nací y la noche en la que se anunció: ‘ha sido concebido un hombre’!Que ese día se convierta en oscuridad, que Dios desde su morada no lo recuerde más, que la luz no brille sobre él.¿Por qué no morí al salir del seno materno? ¿Por qué no expiré recién nacido?Ahora dormiría tranquilo, y descansaría en paz